Alguna
vez podemos tener la mala suerte de que nuestro teléfono celular caiga dentro
de un recipiente con agua, o al mar cuando vamos a la playa, o vaya a parar dentro de un lavarropas viajando en
el bolsillo de algún pantalón, o que lo olvidemos a cielo abierto y
se largue a llover, o bien, que nuestro teléfono esté en un lugar donde vaya a
derramarse agua u otros líquidos…
Sea que
haya resultado sumergido o salpicado, hay algunos consejos para no tener que
salir corriendo a comprar otro o quedar incomunicados por tiempo indeterminado.
Lo que hay
que hacer es:
- Secarlo superficialmente lo mejor posible.
- Retirar la batería y la tarjeta SIM (chip).
- Colocarlo en un tarro o caja cerrada junto a
bolsitas de gel absorbente de humedad (ese que suele con los zapatos o en las
cajas de algunos otros productos) y esperar al menos un día. El gel puede
reemplazarse por arroz seco, sin cocinar, que actuará también absorbiendo el
líquido.
No hay que
usar secadores de calor, ni poner el celular al sol. Tampoco hay que dejarlo
húmedo, por más que funcione, porque el agua, tarde o temprano, es corrosiva y
dañará el mecanismo interno del aparato.
María
Eugenia Rojas